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La tumba es abierta de nuevo por Bernard Bruyère para que Jeroslav Černý copie y analice los grafitis que se encontraban en la entrada a la tumba. De tres grafitis que había en este lugar asociados a Pinedjem II, dos habían desaparecido, por lo que Černý solamente copia uno. Sin embargo, su trabajo de 1938 no llega a publicarse.