Un equipo dirigido por Erhart Graefe y Galina Belova reexamina la TT 320. Esta tumba había sufrido daños en la Antigüedad y también desde que se redescubriera a finales del siglo XIX, por lo que era peligroso trabajar en su interior. Este grupo, teniendo en cuenta todo lo que había sufrido este enterramiento, se propone un objetivo ambicioso: realizar mapas del interior de la tumba para intentar también conocer la colocación original de los objetos, y con ello establecer el periodo en el que se excavó la estructura y, así, intentar descifrar quién fue el dueño o la dueña original.